martes, 13 de septiembre de 2011

Porque ser mala es mas divertido


Las mujeres tenemos que ser buenas. O por lo menos aparentarlo. Nos lo metieron en la cabeza desde niñas a fuerza de fábulas y de cuentos de princesas. Tenemos que ser educadas, dulces y sumisas. Y todo ¿para qué?, para que luego los demás no nos respeten, ni nos tengan en cuenta. Por que a diferencia de los cuentos, las buenas no se llevan al príncipe azul y no se comen las perdices tan fácilmente, les cuesta sudor y lágrimas.
Luego hay otras las chicas malas que sin apenas esfuerzo consiguen todo. Sí, esa malvada orgullosa que hace de su maldad una fiesta, una bruja que siendo bruja se come las perdices igual.
Sin duda alguna, prefiero ser esa chica mala, esa que hace sufrir y no es la que sufre, esa que enloquece y domina, la que engaña y no la que es engañada.
Esa, que en las películas se viste con ropa provocativa, que se pone zapatos de tacón que dan vértigo y que fuma descaradamente echando el humo en la cara de todos los que le ponen el corazón a sus pies.

Actúo como quiero, digo lo que pienso, soy como quiero ser, soy yo misma sin importarme la imagen que doy por ello, sin preocuparme de gustar siempre a los demás ni de lo que piensen de mí.  Algunas veces soy dulce, cariñosa, buena…todo un angelito y otras veces soy arrogante, egocéntrica, lujuriosa, orgullosa…todo lo que pueda llegar a ser. Porque siendo buena no llegas a ninguna parte, y ¿Por qué mentirnos? Porque no es tan divertido.