lunes, 19 de septiembre de 2011

Con trocito de lo verde del jardin...

Y jugando a ser pequeños descubrimos que no existe distancia en el tiempo, que es posible volar si tienes alas, y que las cosas pueden llegar a ser sencillas.

Oír constantemente risas sinceras, como una banda sonora permanente.
Que pasen días y noches, y descubrir que esa gente permanecerá en tu vida para siempre; que cuando creas que estás totalmente sola, ellas se acordarán de ti y en tu cabecita unas voces te dirán "estás preparada para esto, hazlo tuyo para siempre".

Y un día al azar comenzarás a pensar en cualquier cosa, y volverán a ti recuerdos de un pedacito de verano que quizás no ha sido magnífico, pero que servirá para seleccionar un millón de momentos felices que valdrán la pena recordar, y en ti se dibujará una pequeña sonrisa a la vez que una lágrima saldrá traviesa de tu ojo izquierdo porque te das cuenta de que has dejado atrás instantes irrepetibles y gente que jamás volverás a ver.

Pasarán los años, y un día normal sin ni siquiera planificarlo, te reencontrarás con aquella pequeña amistad que nació en unos días de verano. Quizás su cara haya cambiado entonces y tu vayas pendiente de dos pequeñas niñas que aún tienen mucho camino por recorrer, pero reconocerás al momento su sonrisa, y en un mismo instante, ambas recordareis todo lo vivido juntas...

La memoria es selectiva, y por muchas cosas que hayan pasado, en nuestros recuerdos solo quedará lo que vale la pena recordar: locuras, risas, y alguna que otra noche sin dormir.