lunes, 28 de mayo de 2012

Por mucho daño que te haya hecho, por muchas lágrimas que te haya hecho derramar por su amor, por muchos días grises buscando una respuesta a su abandono, él, él siempre será especial. Él fue quien te enseño a amar, quien pinto el cielo de azul en tu mundo, quien te quiso durante días y te demostró que amar vale la pena cuando estás con la persona adecuada, él fue quien construyó un castillo de arena junto a ti, da igual que se derrumbase al subir la marea, él fue el primero. Él fue el que te enseño que si disfrutas todos los días de lo que tienes, cuando no puedas hacerlo, te sentirás satisfecha porque supiste apreciarlo en su momento, él fue la persona que te hizo ver con claridad lo que es la felicidad y lo bonito que es amar. 
Por muchas otras personas que pasen por tu vida, por muchas personas que vuelvas a querer o amar, él siempre será especial. Lo verás por la calle, le saludarás como el mejor de tus amigos pero siempre recordarás lo que hubo entre vosotros dos, siempre tendrás ganas de preguntarle si él se acuerda de lo bonito que fue y ya no será.
Ahora tienes una vida hecha con la persona que siempre quisiste en tu vida, con la persona que amas más que a tu propia vida, pero él, él siempre fue y será el primero. Lo has podido olvidar, ya no lo amas, pero siempre, siempre será especial .

experiencias inconfesables.

¿Lo nuestro? ni siquiera sé como calificarlo; digamos que prefiero pasar la tarde del sábado entre los pliegues de tus sábanas jugando a ver quien aguanta más tiempo sin besar al contrincante antes que deambular perdida por las calles cigarro en mano y con las medias más rotas que cosidas. Que me va más el rollo de saborearte los días soleados antes que despertarme a las dos del medio día con una resaca intempestiva. Dejémoslo en que prefiero cien veces más esa repentina manía de contarte los lunares y apuntar los nombres con los que luego los catalogo en mi diario antes que tener cada viernes el dilema de tener que elegir chico de repuesto por una noche...y es que para serte sincera nosé de que pie cojeamos ni a que andamos jugando, pero me va más eso de no tener que maquillar mis sonrisas puesto que son sinceras por si mismas a tener que rebestirme incluso el corazón para parecer algo más que contenta...si quieres, aunque sea por un tiempo, llamémoslo amor. 

miércoles, 16 de mayo de 2012

Al final solo pensamos en el principio.


Solo necesito saber que estás bien, que sigues tan guapo como siempre, que aún te ríes a carcajadas cuando intentas contar algo gracioso, que sigues sonriendo al ver la sonrisa de tu madre en esa foto tan antigua, que aún te brillan los ojos como antes, que sigas diciendo una tontería tras otra haciendo reír a la gente, que aún sigues loco por el Mediterráneo, que aún intentas superarte cada día, que sigues contagiando esa felicidad tan tuya, que sigues siendo feliz. Ya no necesito saber si me echas de menos, si cuando no puedes dormir te acuerdas de mí, si alguna vez me llegaste a querer de verdad o incluso si me sigues queriendo, no, ya no quiero saber nada de eso, a lo mejor solo me basta con que alguna canción de amor te recuerde a  mí. Que a pesar de que sigues sacándome ese orgullo tan mío al no cogerte el teléfono, a no responderte cuando me hablas, a no mirarte a los ojos, sigues sacándome esa sonrisa tonta, sigues siendo una debilidad.

Unos ojos que confesaran más que todas las palabras dichas desde septiembre..

Aquella noche yo solo buscaba sus ojos. Sus ojos del color más corriente del mundo, pero en él no era así, en él era diferente. Sus ojos diciendo que soy una parte de él, que aunque me marche siempre estará a mi lado. Sus ojos mirándome fijamente, y algún que otro silencio que no fuera incómodo. No buscaba nada más. La distancia me mataba cada día más, me mataba por dentro. Pero lo aguantaba, aguantaba todo ese daño solo porque él me lo pedía. Solo porque me decía que varios cientos de kilómetros no acabarían con todo lo que construimos. Buscaba un te quiero susurrado entre beso y beso. Buscaba una mirada que dijera por si sola lo que las palabras enredadas en el nudo que se formaba en mi garganta al verle no podían confesar. Buscaba algún gesto cómplice, esos gestos que solo se hacen con el amor de tu vida delante de ti, algo que demostrara que me quería y que hiciera que nunca más volviera a dudarlo. Buscaba señales, o sonrisas, o indirectas, o directas. Buscaba encontrar, encontrar todas esas cosas que antes no supe encontrar, porque con tantos kilómetros de por medio nadie puede encontrar nada.