miércoles, 16 de mayo de 2012

Unos ojos que confesaran más que todas las palabras dichas desde septiembre..

Aquella noche yo solo buscaba sus ojos. Sus ojos del color más corriente del mundo, pero en él no era así, en él era diferente. Sus ojos diciendo que soy una parte de él, que aunque me marche siempre estará a mi lado. Sus ojos mirándome fijamente, y algún que otro silencio que no fuera incómodo. No buscaba nada más. La distancia me mataba cada día más, me mataba por dentro. Pero lo aguantaba, aguantaba todo ese daño solo porque él me lo pedía. Solo porque me decía que varios cientos de kilómetros no acabarían con todo lo que construimos. Buscaba un te quiero susurrado entre beso y beso. Buscaba una mirada que dijera por si sola lo que las palabras enredadas en el nudo que se formaba en mi garganta al verle no podían confesar. Buscaba algún gesto cómplice, esos gestos que solo se hacen con el amor de tu vida delante de ti, algo que demostrara que me quería y que hiciera que nunca más volviera a dudarlo. Buscaba señales, o sonrisas, o indirectas, o directas. Buscaba encontrar, encontrar todas esas cosas que antes no supe encontrar, porque con tantos kilómetros de por medio nadie puede encontrar nada.