La vida no tiene que ver con llevar cuentas. No se trata de competir por el número de personas que te llaman, como tampoco de hacer alarde de los noviazgos que has tenido, estas teniendo o piensas tener. No se trata de los chicos que has besado, los deportes que practicas, o cual chico o chica te cae bien. No se trata del cabello, los zapatos, el color de la piel, o de donde vives y a que colegios asistes. De hecho, no se trata de calificaciones, dinero, prendas de vestir o de las universidades que te ofrecen cupo. La vida no se mide por el número de amigos que tienes, o por si eres un ser solitario, como tampoco se trata de que seas popular o rechazado. La vida no tiene nada que ver con estas cosas.
“La vida tiene que ver con personas que amas y con aquellas a quienes hieres. Tiene que ver con como te sientes acerca de ti mismo. Tiene que ver con sentimientos de confianza, felicidad y compasión. Tiene que ver con salir en defensa de los amigos y con reemplazar odios del alma con amor. La vida tiene que ver con evitar envidia, superar la ignorancia y edificar sobre la confianza. La vida tiene que ver con lo que se dice y con lo que se quiere decir. Tiene que ver con aceptar a las personas por lo que son y no por lo que tienen. Sobre todo, la vida tiene que ver con decidir como utilizar nuestra existencia para tocar la de otro ser. De una forma que jamás habría sido posible de otra manera. Estas disyuntivas son la esencia de la vida.
“La vida tiene que ver con personas que amas y con aquellas a quienes hieres. Tiene que ver con como te sientes acerca de ti mismo. Tiene que ver con sentimientos de confianza, felicidad y compasión. Tiene que ver con salir en defensa de los amigos y con reemplazar odios del alma con amor. La vida tiene que ver con evitar envidia, superar la ignorancia y edificar sobre la confianza. La vida tiene que ver con lo que se dice y con lo que se quiere decir. Tiene que ver con aceptar a las personas por lo que son y no por lo que tienen. Sobre todo, la vida tiene que ver con decidir como utilizar nuestra existencia para tocar la de otro ser. De una forma que jamás habría sido posible de otra manera. Estas disyuntivas son la esencia de la vida.