Y las ganas de estirar las piernas nos pudieron y paramos, con unas ganas locas. Después de tanto tiempo llegamos a nuestro destino, sí allí estábamos en frente de nuestro hotel por una noche. La primera tarde de andar, teníamos tantas ganas de salir juntos que no nos importo el cansancio y salimos a disfrutar de la noche granadina a nuestra manera como siempre.
Después de un par de copitas y numerosos bailes e incontables risas, nos vamos a ponernos el pijama y no os creáis que a dormir por que no es así, tocan confidencias.