viernes, 27 de julio de 2012

Los domingos me suelo jurar que cambiaré de vida.

Vivo más de noche que de día, sueño más despierto que dormida, bebo más de lo que debería. Un día vi que cantar era la forma ideal de dar portazo a las dudas. No me importó el ¿qué dirán?, me importan los de verdad, los que comparten mis días.
Pagué mis deudas con canciones y mis errores con despedidas. Mi corazón me pide vacaciones, dice que no aguanta más mentiras.
Si alguna vez tú me ves perdida, sin sonreír, no necesitaré ayuda, sólo la barra de un bar, toda la noche para mí y una canción por amigo.